lunes, junio 08, 2009

La lucha contra los chacales del mal

La espada de la verdad - Volumen 7 - Los pilares de la creación

Terry Goodkind es un tipo partícular. Me parece un escritor sobresaliente, pues el suyo es un estilo sencillo pero correcto, y consigue atrapar al lector con un ritmo narrativo muy correcto. La historia central de esta saga, así como sus personajes, son también muy correctos y atractivos y, en líneas generales, es una saga de literatura fantástica terriblemente accesible y disfrutable. Pero tiene sus defectos, en ocasiones ha sido tildado de "nazi", es una acusación que creo a todas luces excesiva pero que puede verse respaldada por muchas páginas que ensalzan ese concepto tan freudiano como es el del "super-hombre". Es una ideología algo contraproducente en este tipo de literatura, pues el héroe a pesar de predicar el individualismo basado en la libertad más absoluta no deja de ser un rey que guía a millones de personas a la guerra, lo cual no deja de ser irónico o hipócrita. En ocasiones Goodkind peca de mostrar demasiado sus colores políticos con una ideologia ultra-liberal que raya casi el anarquismo. Y es algo que no me gusta, pues para ensalzar esta forma de pensar el autor ridiculiza la de los enemigos o secundarios al llevar su ingenuidad al límite. No deja de ser gracioso que se ría de una ideología de, llamemoslas "extrema izquierda" y "extrema derecha", cuando la que él predica es una filósofía que coge lo "bonito" de una y otra. El mundo no es tan sencillo y cualquier ideología, llevada al límite, resulta poco menos que ridícula. No me gusta nada que Goodkind plasme tanto su ideología en sus novelas, pues hasta incluso resulta forzado ver a Richard Cypher soltar parrafadas más dignas de un político efectista o un filósofo barato.
Hecha esta disertación, hablaré sobre el libro en sí. "Los pilares de la creación" está varios niveles por debajo de "La fé de los caídos", y por supuesto está muy lejos del nivel que mostró la serie en "La piedra de las lágrimas" y "La sangre de la virtud", pero no es ni mucho menos un mal libro. Es, de hecho, un libro bastante interesante. El libro se centra en los personajes de Jennsen y Oda Rahl, dos bastardos del antiguo monarca de D´hara que ahora toman un papel importante. El segundo es un personaje bastante intrascendente, el clásico villano desdibujado de Goodkind dibujado a base de egoismo y autocompasión, un ser que además es -naturalmente- un autentico depravado sexual y un asesino. En una época tan brutal como en la que se ubica esta serie es bastante natural, pero creo que este villano no aporta más que el propio Defran u otros tantos depravados que han pasado por la serie. Goodkind tendría que cambiar algo el modelo de villano "mezquino" de la serie, pues creo que ya resulta cansino que en cada novela traten de violar a Kahlan y le roben la espada a Richard. El otro personaje, Jennsen, ha llegado claramente para quedarse y es mucho más importante. Es un personaje en cuya psique se profundiza mucho más y que es manípulado por el mal hasta que logra obtener la libertad más pura y absoluta. Es el mejor ejemplo de manipulación de lo que he mencionado arriba, pero aún así es un personaje bastante interesante y Goodkind lo retrata y desarrolla perfectamente. Goodkind puede tener muchos defectos, pero como he comentado si tiene una virtud destacada es la facilidad con la que lo narra todo.
El libro se focaliza en Jennsen y Oba y son estos los que soportan todo su peso, apareciendo unicamente al final Richard, Kahlan y otros personajes. Podemos ver esto para bien y para mal. Para bien, Jennsen es un personaje que está destinado a ser muy importante en el futuro. Además, al no estar presente Richard podemos profundizar mucho más en lo que es la cultura de D´hara y ver algo del país, algo que el autor consigue hacer a la perfección. También vemos algo más de la Orden, pero esta es una civilización que quedó perfectamente reflejada en el libro anterior y lo que aquí vemos no hace si no reincidir en esa idea. El libro se sostiene bien sobre estos pilares y, salvo algún momento algo flojo, se lee rápido, manteniendo siempre interés y tensión. Por el lado malo, todo lo anterior no deja de ser casi "relleno". Goodkind nos presenta D´hara y a algún que otro nuevo personaje, pero mientras todo esto sucede tenemos la sensación de que nada más sucede. Desde la aparición de Jagaang como gran villano, parece que la serie se haya en una tregua no escrita hasta el desarrollo final en forma de trilogía. Estamos viendo demasiadas novelas en las que la guerra contra Jagaang o el Custodio parece ser tangencial, donde ninguna batalla parece definitiva y donde -en general- se nos dan largas. Esta novela, como la anterior, tiene momentos muy interesantes, pero la sensación general es la de que Goodkind llevá varios libros preparando el terreno para las últimas novelas introduciendo personajes y situaciones concretos en libros que completa con argumentos principales cuasi circunstaciales. Y no es sólo que Richard y Kahlan apenas aparezcan, es que Nicci -protagonista absoluta del último libro- apenas debe ser mencionada un par de veces, y por supuesto sólo podemos acordarnos de Scarlet, Rachel, Chase, Berdine o Gar porque Goodkind no parece tener intención de hacerlo. No es un defecto, el autor -dentro de lo que cabe- tiene la historia bastante definida y esos personajes no pintan en este momento nada, mientras de Zed, Adie y Nathan si lo hacen y llenan la pantalla con su presencia (en especial este último, que llevaba muchos libros desaparecido). Pero el lector echa de menos ese ritmo frenético de las primeras novelas donde decenas de personajes aparecían y donde todos eran importantes para la trama.

2 comentarios:

Battosai dijo...

Esta saga me llamó la atención en su día, cuando leía mucho de este género, pero al final nunca la empecé a leer.

eter dijo...

Yo la empece... bueno, no me arrepiento, tiene momentos geniales, pero creo que esta alargada en exceso y, además, la edición española es un timo como una catedral.