martes, enero 22, 2008

Inteligencia al servicio de una pluma

Rebelión en la granja

Escrita por Orwell en los años 40, esta novela ha sido descrita muchas veces como una feroz crítica contra el comunismo. No lo veo así. El comunismo, como el capitalismo, no tiene nada malo como concepción política (y de hecho su punto de partida me parece bastante mejor), no obstante, como todo, depende del ambiente sociopolítico que le rodee y -sobre todo- de las personas. Y las personas son corruptas.
Colocaría esta novela como un puente entre "La vida de los otros" -excelente película que narraba el final de comunismo en Alemania y la corrupción de sus líderes frente a un par de honestos e idealistas comunistas- con "El señor de las moscas" -otro buen análisis de la corrupción humana y de nuestra tendencia hacia el salvajismo-. Este libro, no obstante, me parece mejor que la novela de Goldwin (no lo comparó con la película alemana por ser medios muy distintos).
El libro nos narrá la rebelión de unos animales en una granja y como, con el paso del tiempo, los idealistas sueños de la mayoría son aplastados por la corrupción de sus líderes. El libro nos retrata de una manera magistral como poco a poco los líderes se van corrumpiendo, como la sed de poder lleva a uno de los líderes a oponerse a las ideas más lógicas sólo porque no son suyas y como acaba recurriendo a la fuerza y al terror para imponer sus ideas, como una democracia acaba convertida en un dictadura. La manipulación de la verdad y de la historia, las mentiras que ocultan amenazas, la paranoia como elemento unificador, la crueldad desmedida supuestamente justificada. En definitiva, la corrupción de un grupo de animales que, en un final magistral, el resto de animales son incapaces de diferenciar de los humanos.
Orwell lo escribe todo con una naturalidad pasmosa. Bajo la excusa de la fábula animal todo parece menos importante y más banal, y en esa simplicidad donde los animales más estúpidos son incapaces casi de pensar, es donde vemos la malicia terrible de las clases dominantes. Escenas como las construcciones del molino, las rectificaciones de los siete mandamientos o el escalofriante final de Boxer son -por su sencillez- estremecedoras. En resumen, un libro sencillamente inteligente.

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