domingo, marzo 25, 2007

Porque el cine es grande

La vida de los otros

Hay películas que es dificil comentar, y esta, sin duda alguna, es una de ellas. "La vida de los otros", de Florian Henckel von Donnersmarck, es sin duda una de las mejores películas que he visto últimamente. Poco sabía de la película antes de ir a verla, más allá de que tiene una gran cantidad de críticas buenas detrás y de que le quitó el oscar a la mejor película extranjera a "El laberinto del Fauno", y es algo que cada vez estoy más seguro que es bueno, pues cuanto menores sean las espectativas más te gustará la película.
"La vida de los otros" narrá la evolución de un hombre. Un aleman de la RDA del 84, completamente convencido de las virtudes del socialismo y de su país. El protagonista pertenece al servicio secreto y su misión es desenmascarar a los enemigos del partido y la patria. El conflicto se desarrolla cuando le encargan espiar a un literato del que se sospecha que es subersivo, el espía descubrirá que el hombre esta limpio y que es un ciudadano leal como pocos, pero sus mandos seguiran insistiendo pues solo quieren capturarle para promocionar, independientemente de que sea culpable o no. La bondad del escritor y la corrupción de sus superiores hara evolucionar al protagonnista.
"La vida de los otros" es un peliculón, con todas las letras de la palabra. El retrato de la alemania tras el muro y de la falta de libertad de esta es desgarrador. El cambio del protagonista, el como evoluciona hasta hacer lo que cree que simplemente es correcto al darse cuenta de que el sistema falla.
El desarrollo puede tener el fallo de ser algo lenta en cuanto a su parte central y muy atropellado al final, pero la evolución de los personajes -tanto del protagonista como de los secundarios- es excelente. La película carece de humor, pero la fuerza de sus personajes y de su drama lo suple con creces. Los actores están esplendido (el protagonista da un auténtico recital).
Pero además, entre tanto drama y pesimismo, la pelicula termina con un final hermoso y esperanzador, y eso siempre es algo que se agradece.

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